Y así estamos atados a nuestras pasiones y virtudes, de modo que llamamos "libre albedrío" a nuestras propias cadenas...
No te acerques - Yo soy la Oscuridad
¿Quién ha escucha mi llanto,
el eco de este sentimiento?
no hay nadie, sólo mis latidos
promesas vacías
contando cada repudio
¡¿Y a quién le importa todo esto?!